Análisis de las políticas internacionales del portugués con vistas a la identificación de estrategias en acción en el marco del nuevo posicionamiento de los gestores de la lusofonía.
Las políticas lingüísticas del portugués forman parte de la agenda de negociaciones políticas más amplias de los países lusófonos. Para estos países, la lengua común es el eslabón para el establecimiento de acciones bilaterales y multilaterales, en especial de carácter socioeconómico y cultural, que tengan como objetivo la superación de sus problemas locales y de desarrollo. Cuando se trata de idear políticas lingüísticas específicas, sin embargo, surgen conflictos de intereses, sobre todo entre Brasil y Portugal, ya que los países africanos y Timor Oriental ocupan una posición modesta en la gestión del portugués. Nuestro análisis se centrará en el proceso de reorganización del modelo tradicional de la lusofonía y en la identificación de las tendencias a los cambios en su mecanismo de gestión. Tales cambios apuntan hacia la desestabilización de lo que podríamos llamar “modelo colonial” al desafiar las visiones patrimonialistas de la lengua.
Análisis: Se estima que el portugués es hoy la 8a lengua más hablada del mundo, con aproximadamente 204 millones de hablantes, de los cuales más de 180 millones se encuentran en Brasil y el resto en Angola, Cabo Verde, Guinea Bissau, Mozambique, Portugal, San Tomé y Príncipe y Timor Oriental. Esa estimativa, presentada por el Observatorio de la Lengua Portuguesa (noviembre de 2006), contabiliza los hablantes de portugués como lengua materna, que son mayoría en Brasil y en Portugal, pero minoría en los Países Africanos de Lengua Oficial Portuguesa (PALOP) y en Timor Oriental. En Angola y Cabo Verde, el número de hablantes de portugués como lengua materna alcanza el 40%, mientras que en San Tomé y Príncipe llega al 20% y en Guinea Bissau, Mozambique y Timor Oriental está entre el 5% y el 6,5%. En estos países, así como en Macao (China), Goa (y otras regiones de la India), donde no es lengua oficial, el portugués se habla en general como segunda o tercera lengua. Asimismo, en países como Canadá, Estados Unidos y Japón, encontramos un número nada desdeñable de hablantes de portugués como consecuencia de los movimientos migratorios.
El nexo lingüístico inspiró la creación de la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa (CPLP), que, desde 1996, ha sido responsable de la articulación de la cooperación sociopolítica, cultural y económica de sus hoy ocho Estados miembros. Dos estados no lusófonos son observadores asociados de la CPLP: Guinea Ecuatorial, único país de lengua oficial española en África, y la República de Mauricio, ambos asociados en 2006. Recientemente, Guinea Ecuatorial ha manifestado su disposición a introducir el portugués como lengua oficial del país en una estrategia de búsqueda de alianzas para el desarrollo.
Asimismo, en 2006, en la VI Conferencia de Jefes de Estado y de Gobierno, la política de cooperación de la CPLP se orientó también hacia los compromisos expresados en la Declaración del Milenio, con la alianza de los países miembros en la lucha por la erradicación del hambre y de la pobreza y en su reducción a la mitad antes de 2015. El análisis de los programas y protocolos recién firmados por la CPLP revela un fuerte potencial de articulación de la comunidad no sólo en términos de acciones de emergencia, como el combate al trabajo infantil, sino también de desarrollo de líneas de cooperación técnica, tales como el proyecto de creación de una red lusófona de televisiones públicas o el proyecto de cooperación aduanera. La actuación de la CPLP demuestra, por un lado, que la cooperación entre los países de lengua portuguesa no se agota en el reconocimiento de una lengua común y, por otro lado, que las políticas lingüísticas no están disociadas de la organización geopolítica e ideológica.
La CPLP también es responsable de la promoción y difusión del portugués a través del Instituto Internacional de la Lengua Portuguesa (IILP), con sede en la ciudad de Praia, capital de Cabo Verde. Según los Estatutos de la CPLP (Art.9), el IILP tiene como objetivo planear y ejecutar los programas destinados a las políticas del portugués, siempre en orquestación con políticas más amplias. A pesar de que el IILP sea oficialmente el órgano al que corresponde el establecimiento de objetivos y acciones para la expansión internacional del portugués, lo que se viene observando en la realidad es que ese papel lo desempeñan con mayor frecuencia instituciones vinculadas sobre todo a los gobiernos portugués y brasileño. En el análisis que se realiza a continuación, se pretende identificar los instrumentos que constituyen las políticas tradicionales del portugués y las directrices para nuevos modelos de gestión de la lusofonía.
Entre Brasil y Portugal: las políticas del portuguésA partir del final de la década de los 80, las preocupaciones de Brasil y Portugal se centraron en la expansión del portugués como lengua extranjera. Portugal respondió a esta demanda a través del Instituto Camões, que fue creado en 1992, vinculado al Ministerio de Educación, pero cuya tutela pasó al Ministerio de Asuntos Exteriores portugués (MNE) en 1994. En Brasil, la función de promover la lengua portuguesa y la cultura brasileña internacionalmente corresponde al Departamento Cultural del Ministerio de Relaciones Exteriores (MRE) o a las diversas acciones del propio Ministerio de Educación brasileño (MEC). Aunque el Instituto Camões no tenga fuerza para articular una política global de la lengua portuguesa, según el modelo incorporado por el Instituto Cervantes y por la Real Academia Española en relación al español, sí que es referencia internacional en la enseñanza y el aprendizaje del portugués y de la cultura portuguesa en los cinco continentes. El Instituto Camões coordina la creación de Centros Culturales Portugueses, lectorados e intercambios en universidades extranjeras y portuguesas, además de mantener programas de becas de estudio para la difusión de la lengua en el exterior. Brasil ha intentado realizar ese trabajo de promoción respecto a la lengua portuguesa y la cultura brasileña a través de la División de Promoción de la Lengua Portuguesa (DPLP) del Departamento Cultural del MRE (Ministerio de Asuntos Exteriores brasileño), responsable de coordinar lectorados en universidades extranjeras, Institutos Culturales Bilaterales y Centros de Estudios Brasileños (CEBs). Se suman a este esfuerzo las acciones del Ministerio de Educación, como por ejemplo, la participación de la CAPES (Coordinación de Perfeccionamiento de Educación Superior) como entidad seleccionadora de lectores brasileños en universidades extranjeras.
En la década de los 90, con el objetivo de difundir el portugués en el ámbito internacional, los dos países, vinculados a sus Ministerios de Educación, se dedicaron por separado a la creación de exámenes de competencia en lengua portuguesa. En Brasil, la Comisión para la Elaboración del Examen de Competencia en Lengua Portuguesa para Extranjeros (Celpe-Bras) se constituyó en 1993. El Celpe-Bras se aplicó por primera vez en 1998, año en que Portugal creó el Centro de Evaluación de Portugués como Lengua Extranjera (CAPLE). Al año siguiente, el Instituto Camões, el Departamento de Educación Básica y la Universidad de Lisboa reconocieron la creación de un Sistema de Evaluación y Certificación del Portugués como Lengua Extranjera (PLE). Inicialmente, tanto en Brasil como en Portugal, las propuestas de examen se adaptaron más a las necesidades internas de evaluación, como en el caso de los estudiantes extranjeros llegados por convenio a las Universidades brasileñas, y a los bloques regionales a los que pertenecen (Mercosur y Unión Europea), que a la CPLP. La propuesta metodológica del examen brasileño Celpe-Bras ha orientado la elaboración de certificados de competencia para otras lenguas, como la lengua de signos brasileña (LIBRAS) y el español de Argentina (CELU – Certificado Lengua y Uso). El examen portugués se desarrolla vinculado a la Asociación de Examinadores de Lenguas Europeas / Association of Language Testers in Europe (ALTE), que tiene una política de evaluación unificada para todas las lenguas en el ámbito de gestión de la Unión Europea. Actualmente, además de promover el trabajo conjunto en los bloques específicos, los exámenes de competencia lingüística han tenido impacto tanto en la formación de profesores, como en la elaboración de materiales didácticos. Asimismo, han contribuido a la difusión de la lengua portuguesa más allá de los bloques regionales. Cabe destacar que una buena parte de la política lingüística practicada por Brasil en el exterior gira en torno a la capacitación y acreditación de instituciones brasileñas (como los Centros de Estudios Brasileños, (CEBs)) o extranjeras (por lo general, universidades) para la aplicación del Celpe-Bras, que se utiliza hoy en más de veinte países y constituye uno de los éxitos más notables del MEC de Brasil en articulación con el MRE.
Para los PALOP, desde 1975, y para Timor Oriental, desde 2002, la cooperación en el ámbito de la CPLP se configura prioritariamente como factor de articulación geopolítica y económica, con vistas a la superación de problemas sociales de naturaleza estructural. Aunque no dejen de reconocer la relevancia de expandir el portugués más allá de los espacios lusófonos, los PALOP y Timor Oriental todavía tienen la importante tarea de fortalecer la lengua portuguesa internamente, ya que la gran mayoría de sus poblaciones no la habla. En función de procesos históricos e incluso de condiciones económicas, los PALOP y Timor han sido, hasta hace poco tiempo, mucho más coadyuvantes de los procesos de difusión del portugués que agentes en el establecimiento de políticas al respecto. Una de las condiciones para la definición de esas políticas es que se implementen acuerdos multilaterales que forjen planes lingüísticos sensibles a las diferentes realidades sociolingüísticas de los países de la CPLP, y que, al mismo tiempo, se viabilicen estrategias globales de gestión que superen las tendencias, de raíz colonialista y/o patrimonialista, a un control más centralizado a la hora de adoptar decisiones sobre la lengua portuguesa.
El Convenio firmado en 2001 entre el MNE portugués y el MRE brasileño, a través del Instituto Camões y del Departamento Cultural del MRE, pone de manifiesto el reconocimiento de la legitimidad de Brasil y Portugal en la gestión de la lengua en el ámbito de la lusofonía. El Convenio prevé que esos dos órganos tengan autonomía para definir formas de promoción de la lengua portuguesa mediante acciones multilaterales que “tengan como objetivo la difusión de contenidos culturales, artísticos y científicos, en las variantes portuguesa o brasileña” y la cooperación en las áreas de educación y enseñanza de la lengua, la cultura y la ciencia, entre estos países y países terceros. Una de las metas del Convenio es la creación de una plataforma común en internet y la producción de elementos multimedia que se centren en la enseñanza y el aprendizaje de la lengua y la promoción de la cultura, en el caso de Portugal, y la promoción de la cultura, en el caso de Brasil. No obstante, es sintomático que la producción de recursos destinados a la enseñanza y el aprendizaje de la lengua sea una función atribuida solamente a Portugal en el referido acuerdo. Eso puede ser señal de que existe un resquicio de la visión patrimonialista de la lengua, efecto de las diferencias de recursos disponibles para las políticas lingüísticas en los dos países, o falta de articulación, en el caso de Brasil, entre las políticas de difusión cultural y el trabajo específico orientado a la enseñanza y el aprendizaje de la lengua.
Lo cierto es que Portugal está mejor dotado que Brasil en términos de tecnología disponible para la enseñanza y el aprendizaje de portugués a distancia. Prueba de ello es el Centro Virtual Camões, que, desde 2006, ofrece una plataforma para el aprendizaje en línea y también para la formación de profesores, abordando conocimientos específicos de la lengua, pero también de música, literatura y ciencia. Asimismo, hace uso de estrategias para incentivar la interactividad de los aprendientes de portugués como segunda lengua alrededor del mundo a través de actividades organizadas en foros, o talleres de escritura y lectura, por ejemplo.
De hecho, no fue hasta más tarde, en 2005, a través de la creación de la Comisión para la Definición de la Política de Enseñanza-Aprendizaje, Investigación y Promoción de la Lengua Portuguesa (Colip), cuando Brasil institucionalizó la necesidad de definir una política de enseñanza y aprendizaje ligada a la investigación y la promoción de la lengua portuguesa. Ese puede ser un paso representativo de la superación de un cierto “complejo de colonia” experimentado por Brasil a la hora de definir políticas relacionadas con el portugués: el establecimiento de su autorrepresentación como copropietario de una lengua que no pertenece al antiguo colonizador, sino a ocho naciones independientes. Ese posible cambio de representación también quedó evidenciado por la inauguración del Museo de la Lengua Portuguesa en São Paulo, abierto al público en 2006, y que rápidamente se convirtió en el museo más visitado de la ciudad, en parte por su estratégica posición en la Estação da Luz, antigua estación de ferrocarril de la ciudad. Por otro lado, la relación centralizadora desarrollada en asociación con Portugal se revela incluso en acciones que reproducen modelos o concepciones políticas portuguesas como, por ejemplo, el establecimiento de una fecha de celebración de la lengua portuguesa y el plan de creación del Instituto Machado de Assis según los moldes del Instituto Camões. Desde 2006, los brasileños conmemoran el Día de la Lengua Portuguesa en una fecha diferente de los portugueses (10 de junio en Portugal, día de Camões, y 5 de noviembre en Brasil, aniversario de Rui Barbosa, retórico y político brasileño), dándole un cuño eminentemente nacional a la celebración. Pero, de hecho, la creación del Instituto Machado de Assis no se ha llevado a cabo por divergencias internas sobre el lugar que debe ocupar la institución en la estructura ministerial.
Asimismo, es importante recordar la vuelta reciente al escenario internacional del debate sobre el Acuerdo Ortográfico de la Lengua Portuguesa (1990) y de la cuestión polémica de la unificación de las normas, sobre todo en relación a los usos lingüísticos atribuidos a Portugal y a Brasil. En el momento de la elaboración del Acuerdo, la Academia de Ciencias de Lisboa y la Academia Brasileña de Letras defendieron intensamente posturas opuestas en sus interpretaciones respecto a las ventajas y desventajas del establecimiento de esa norma común entre los países lusófonos. Se entendía que la unificación traería ventajas a Brasil, marcando el fin de la hegemonía de Portugal como referencia de norma ortográfica para los demás países. Al contrario de lo que ocurrió en el pasado, esta vez existen más posibilidades de que se pongan en práctica el Acuerdo y sus Protocolos de Modificación (1998 y 2004), ya que la unificación de la norma respondería a la demanda incontestable de internacionalización de los mercados de producción cultural y de la utilización del portugués como lengua de trabajo y de enseñanza y aprendizaje en múltiples contextos. Por ahora, el Protocolo de 2004 ha sido ratificado por tres países y el Acuerdo entra en vigor en Brasil, Cabo Verde y São Tomé y Príncipe, aunque hasta el momento Portugal, fiel depositario del Acuerdo, no haya anunciado públicamente la firma del tercer país, que se produjo en noviembre de 2006.
En el caso brasileño, la Colip, nueva comisión ministerial antes descrita, ha asumido la conducción del proceso de implementación del Acuerdo, lo que constituye una novedad en relación a lo que ocurría en momentos históricos anteriores, en los que la Academia Brasileña de Letras, en rigor un órgano privado, más ligado a la literatura que a cuestiones de la lengua, se ocupaba de funciones esenciales como ésta. La Colip ha dirigido una serie de debates en el ámbito del gobierno brasileño sobre estrategias para la implementación del Acuerdo Ortográfico.
Nuevos modelos de gestiónDurante mucho tiempo, las políticas tradicionales de gestión de la lengua portuguesa se estructuraron mediante el modelo centralizador de las Academias –aunque en el ámbito de la lusofonía, estos órganos son bastante diferentes de los de sus congéneres español y francés– complementadas, más tarde, cuando la política de expansión hacia el exterior se convirtió en un objetivo de Estado, por el Instituto Camões y por el Departamento Cultural de Itamaraty en Brasil. Por lo tanto, hubo dos procesos nacionales paralelos de internacionalización de la cuestión de la lengua. En ese proceso, se dieron algunos escasos momentos de convergencia, pero lo más común fue la ausencia de planificación y diálogo conjuntos. Este esfuerzo contribuyó a mantener la supremacía política de los países lusófonos de economía más desarrollada sobre los PALOP y Timor Oriental y, en última instancia, significó la pérdida de oportunidades de ocupar posiciones en el mercado internacional de lenguas, dada la modestia de las acciones conjuntas. El reconocimiento de las diferencias contextuales y de las urgencias y especificidades de cada uno de los países de la CPLP ha demostrado que es necesario idear políticas lingüísticas locales y globales a partir de bloques regionales y políticos, y dejar de hacerlo a partir de políticas puramente nacionales.
En América del Sur, el interés por el portugués ha crecido debido a la ampliación de las relaciones comerciales y culturales entre los países de lengua española y Brasil, sobre todo a partir de la instalación del Mercado Común del Sur (MERCOSUR). Además de las políticas desarrolladas a través de los Centros Culturales y del Celpe-Bras, Brasil ha establecido cooperación con los demás países de la región a través del intercambio de experiencias lingüísticas bilingües o plurilingües, intensificadas en las fronteras del país, donde los límites territoriales han sido repensados en función de las nuevas necesidades económicas y políticas. Al inclinarse hacia América del Sur, Brasil puede potenciar la constitución de espacios bilingües (o plurilingües), en que el portugués, en vez de competir con el español, se asocia a él, a través de las telecomunicaciones, de la industria editorial, de las producciones culturales y científicas y también de iniciativas educativas.
Con la obligatoriedad de la oferta del español en la enseñanza media brasileña, establecida por la Ley n.º 11.161, de agosto de 2005, Brasil ha buscado alianzas productivas en ese campo, por ejemplo, con Argentina y Paraguay. Los acuerdos entre Brasil y esos dos países incluyen desde la implementación de programas de educación bilingüe intercultural de frontera, en curso en 11 escuelas a lo largo de la frontera entre Argentina y Brasil, lo que afecta a casi siete mil alumnos, al convenio entre universidades para la formación de docentes de español y portugués como segundas lenguas. En Brasil, se espera que el esfuerzo por la difusión del español y la integración cultural con los países iberoamericanos tenga reciprocidad por parte de los países hispanohablantes. Como sugirió el entonces ministro de Educación de Brasil, Tarso Genro, al periódico El País, el 7 de junio de 2004, esa reciprocidad implica que el portugués sea segunda lengua en los países de lengua española como el español en Brasil.
En la Unión Europea, la relación entre la lengua portuguesa y la española se da en una clave muy diferente al Mercosur. Hay quien defiende que, en ese contexto, la estructuración de un bilingüismo portugués-inglés podría ser la palanca para aumentar el valor de la lengua portuguesa en el bloque regional. El problema es que, a diferencia de lo que ocurre con Brasil en América del Sur, en la Unión Europea, Portugal se encuentra en una situación geopolítica bastante modesta, en medio de países más ricos y con estructuras de promoción de sus lenguas mucho más eficientes. Teniendo esto en cuenta, la mejor estrategia para la promoción de la lengua tal vez sea la de colaborar para que nuevos bloques regionales puedan convertirse en terreno fértil para la presencia y la promoción de la lengua portuguesa, a semejanza de la cooperación comercial y económica que viene dándose, a partir de Macao, entre China y los países de lengua portuguesa. Es el caso también de oportunidades en África, a partir de países como Angola o Mozambique, miembros de la SADC
, la Comunidad para el Desarrollo de África Meridional / Southern African Development Community, que tiene como lenguas oficiales el inglés, el francés y el portugués.
En el caso de los PALOP y de Timor Oriental, las políticas regionales deben dar cuenta de la relación entre la lengua portuguesa y las demás lenguas oficiales y/o nacionales de esos países, promoviendo la cooficialidad y evitando, por ejemplo, que espacios bilingües o multilingües se conviertan en monolingües, o que las políticas lingüístico-culturales sean apenas receptivas. Asimismo, es necesario dar continuidad a los esfuerzos emprendidos a través de la CPLP para el fortalecimiento geopolítico de los PALOP y de Timor. Esa fuerza parece que vendrá del potencial de la lengua portuguesa como lengua de trabajo, principalmente como consecuencia de la fuerte relación de los PALOP con China, pero también de la búsqueda por parte de los propios países africanos de la articulación política para resolver sus problemas locales, como sucedió en la Declaração de Solidariedade à Guiné Bissau (Declaración de Solidaridad con Guinea Bissau) en 2007. Además del apoyo a este país, la declaración en cuestión tuvo como objetivo la formación de un grupo de trabajo sobre las realidades educativas de los PALOP, particularmente en relación a la lengua portuguesa.
Considerando las especificidades y las potencialidades de los bloques regionales, la lusofonía parece estar en vías de convertirse en un bloque internacional en que la gestión de la lengua deja de regirse por la tradicional óptica colonial de la metrópolis y sus colonias, con un mayor dinamismo en los debates y en la adopción de decisiones. Se aprecia una mayor sistematización de las acciones brasileñas, una postura más activa por parte de los PALOP y una mayor apertura de Portugal a la cooperación, lo que marca el cambio del tradicional conflicto polarizador binacional hacia un panorama más plural de gestión.
Una iniciativa concreta en aras de una nueva gestión de la lengua ha sido la reciente aprobación por parte de la CPLP, en reunión del Consejo Científico del Instituto Internacional de la Lengua Portuguesa (IILP), en junio de 2007, de la elaboración del Plan Estratégico del IILP, que será financiado por Brasil y redactado por representantes de las Comisiones Nacionales de los países miembros a partir de insumos técnicos producidos por primera vez para el ámbito de la lusofonía. El éxito de esta operación puede establecer una alianza multipolar, que permita salir del punto muerto de la gestión (bi)nacional de la lengua que ha caracterizado a la lusofonía hasta el momento.
Conclusiones: La posición relativa de los dos centros gestores de la lengua portuguesa presenta cambios importantes en los últimos 20 años: Portugal ha realizado inversiones crecientes en la promoción del portugués y reconoce la necesidad de superar la idea de ser el centro único de la lengua; Brasil parece superar paulatinamente su “complejo de colonia” y se lanza más decididamente a políticas del portugués, tanto en el ámbito de la CPLP, como fuera de ella. Un ejemplo de eso es, en especial, la construcción del MERCOSUR y de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), en una alianza de amplio espectro con una mayoría de países hispanohablantes que puede configurar, en el futuro, una vasta región de bilingüismo portugués-español en América del Sur, lo que puede conducir hacia nuevos modelos –conjuntos– de promoción de lenguas, además de a la promoción de una lengua por un país o incluso por una fonía (conjunto de países que comparten una lengua).
Los PALOP y Timor Oriental, a su vez, están actuando para tener una mayor presencia en el ámbito de la CPLP, participando en órganos colegiados, adoptando decisiones referentes a la lengua en sus parlamentos y tomando asiento en comisiones técnicas, como es el caso de las Comisiones Nacionales del IILP, el Instituto Internacional de la Lengua Portuguesa. Otra iniciativa asumida por los PALOP es la gestión de sus lenguas nacionales, estableciendo sistemas como el de las escuelas bilingües de Mozambique, que permite que estos países acumulen una serie de experiencias nuevas para países recién salidos de situaciones coloniales y de conflicto armado y que se relaciona fuertemente con la lucha contra el analfabetismo y con la promoción de la alfabetización. Asimismo, los PALOP han conseguido que la lengua portuguesa y sus culturas se difundan más allá del continente africano a través de la música y de la literatura.
La evolución de estas posiciones no es, sin embargo, lineal, como lo demuestran las temáticas del 6º Coloquio Anual de la Lusofonía 2007, celebrado en Braganza, Portugal, en octubre de ese año. Con el título: El Portugués en el siglo XXI, la Variante Brasileña, el coloquio de la lusofonía debatió “el peligro de que la variante brasileña se convierta en una lengua propia y del riesgo real de separación entre la variante brasileña y la lusitana”, pauta que muestra la relativa incapacidad del bloque para lidiar geopolíticamente con el hecho de la variedad y de la pluralidad lingüística y de superar visiones presas a la idea de norma única. De la superación de esta posición ideológica y de la reconfiguración de la cooperación entre los países de lengua portuguesa, en especial entre Portugal y Brasil en el sector de la gestión de la lengua, expresada en actos institucionales concretos, depende en gran parte el futuro de la presencia de la lengua portuguesa en el mundo.